AGUILAS MENDOZA

El águila es un ave de gran longevidad. Llega a vivir setenta años. Pero para lograrlo, a los cuarenta debe tomar una seria y difícil decisión. A esa edad, sus uñas están apretadas y flexibles y no consiguen tomar a sus presas de las cuales se alimenta. Su pico largo y puntiagudo se curva, apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas, pesadas y sus plumas gruesas. Volar se le hace ya muy difícil.

Entonces, el águila tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación que durará ciento cincuenta días.

Ese proceso consiste en volar hacia lo más alto de una montaña y quedarse ahí, en un nido cercano a un paredón, en donde tenga la necesidad de volar.

Después de encontrar ese lugar, el Águila comienza a golpear su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo. Luego debe esperar el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá una a una sus uñas. Cuando éstas comienzan a nacer, también renovará sus plumas viejas.

Después de cinco meses, sale para su vuelo de renovación y vivir treinta años más.

Situaciones parecidas nos suceden a lo largo de la vida, Hay momentos en que parece que hemos dado en nuestro trabajo, familia, comunidad, todo lo que teníamos. Nuestra vida suele verse gris y envejecida.

¡Estamos en un momento de quiebre!

O nos transformamos como las águilas o estaremos condenados a morir. La transformación exige, primero hacer un alto en el camino. Tenemos que resguardarnos por algún tiempo, volar hacia lo alto y comenzar un proceso de renovación. Sólo así podremos desprendernos de esas viejas uñas y plumas para continuar un vuelo de renacimiento y de victoria.

¿Y cuáles so esos picos, plumas y uñas de los que tenemos que desprendernos?

Es importante para cada uno hacer un autoanálisis, una introspección y descubrir qué es de lo que uno debe deshacerse.

Los budistas dicen: “despréndete de tus máscaras”, de todo lo que te impida ver tu verdadero rostro en el espejo. Aquello que te separe de lo que realmente eres.

Osho lo llama las máculas, las manchas que impiden que el brillo que somos se proyecte desde nosotros, embelleciendo literalmente nuestra vida, dándole un resplandor sublime y mayor a cada paso. Cada uno sabe cuáles son esas máculas, esos impedimentos mentales alimentados por el ego y el deseo y mantenido en actividad por la amnesia que estamos padeciendo quizá desde varias vidas.

Es hora de despertar. De vivir. De dejar de sobrevivir. De vivir en plenitud y gozo.

jueves, 30 de junio de 2011

Meditación limpieza del aura




Usamos un arco iris encima de nuestras cabezas para crear una lluvia de luz, que limpia chakra por chakra hasta purificar nuestra aura.

La Salud y Las Emociones

Entrevista al Dr. Jorge Carvajal

¿Qué enferma primero, el cuerpo o el alma?

El alma no puede enfermar, porque es lo que hay perfecto en ti, el alma evoluciona, aprende.

En realidad, buena parte de las enfermedades son todo lo contrario: son la resistencia del cuerpo emocional y mental al alma. Cuando nuestra personalidad se resiste al designio del alma es cuando enfermamos.

¿Hay emociones perjudiciales para la salud? ¿Cuáles son las que más nos perjudican?

Un 70 por ciento de las enfermedades del ser humano vienen del campo de conciencia emocional.

Las enfermedades muchas veces proceden de emociones no procesadas, no expresadas, reprimidas.

El temor, que es la ausencia de amor, es la gran enfermedad, el común denominador de buena parte de las enfermedades que hoy tenemos. Cuando el temor se queda congelado afecta al riñón, a las glándulas suprarrenales, a los huesos, a la energía vital, y puede convertirse en pánico.

¿Nos hacemos los fuertes y descuidamos nuestra salud?

De héroes están llenos los cementerios. Te tienes que cuidar.

Tienes tus límites, no vayas más allá. Tienes que reconocer cuáles son tus límites y superarlos porque si no los reconoces, vas a destruir tu cuerpo.

¿Cómo nos afecta la ira?

La ira es santa, es sagrada, es una emoción positiva porque te lleva a la autoafirmación, a la búsqueda de tu territorio, a defender lo que es tuyo, lo que es justo. Pero cuando la ira se vuelve irritabilidad, agresividad, resentimiento, odio, se vuelve contra ti, y afecta al hígado, la digestión, el sistema inmunológico.

¿La alegría por el contrario nos ayuda a estar sanos?

La alegría es la más bella de las emociones porque es la emoción de la inocencia, del corazón, y es la más sanadora de todas, porque no es contraria a ninguna otra. Un poquito de tristeza con alegría escribe poemas. La alegría con miedo nos lleva a contextualizar el miedo y a no darle tanta importancia.

¿La alegría suaviza el ánimo?

Sí, la alegría suaviza todas las otras emociones porque nos permite procesarlas desde la inocencia. La alegría pone al resto de las emociones en contacto con el corazón y les da un sentido ascendente. Las canaliza para que lleguen al mundo de la mente.

¿Y la tristeza?

La tristeza es un sentimiento que puede llevarte a la depresión cuando te envuelves en ella y no la expresas, pero también puede ayudarte. La tristeza te lleva a contactar contigo mismo y a restaurar el control interno. Todas las emociones negativas tienen su propio aspecto positivo, las hacemos negativas cuando las reprimimos.

¿Es mejor aceptar esas emociones que consideramos negativas como parte de uno mismo?

Como parte para transformarlas, es decir, cuando se aceptan fluyen, y ya no se estancan, y se pueden transmutar. Tenemos que canalizarlas para que lleguen desde el corazón hasta la cabeza.

¡Qué difícil! Sí, es muy difícil. Realmente las emociones básicas son el amor y el temor (que es ausencia de amor), así que todo lo que existe es amor, por exceso o defecto. Constructivo o destructivo. Porque también existe el amor que se aferra, el amor que sobreprotege, el amor tóxico, destructivo.

¿Cómo prevenir la enfermedad?

Somos creadores, así que yo creo que la mejor forma es creando salud. Y si creamos salud no tendremos ni que prevenir la enfermedad ni que atacarla, porque seremos salud.

¿Y si aparece la enfermedad?

Pues tendremos que aceptarla porque somos humanos. También enfermó Krishnamurti de un enfermedad mortal y no era nadie que llevara una vida desordenada. Mucha gente muy valiosa espiritualmente ha enfermado. Debemos explicarlo para aquellos que creen que enfermar es fracasar. El fracaso y el éxito son dos maestros, pero nada más. Y cuando tú eres el aprendiz, tienes que aceptar e incorporar la lección de la enfermedad en tu vida. Cada vez más personas sufren ansiedad. La ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se vuelve un hueco en el estómago, una sensación de falta de aire. Es un vacío existencial que surge cuando buscamos fuera en lugar de buscar dentro. Surge cuando buscamos en los acontecimientos externos, cuando buscamos muletas, apoyos externos, cuando no tenemos la solidez de la búsqueda interior. Si no aceptamos la soledad y no nos convertimos en nuestra propia compañía, vamos a experimentar ese vacío y vamos a intentar llenarlo con cosas y posesiones. Pero como no se puede llenar con cosas, cada vez el vacío aumenta.

¿Y qué podemos hacer para liberarnos de esa angustia?

La angustia no se puede pasar comiendo chocolate, o con más calorías, o buscando un príncipe azul afuera.

La angustia se pasa cuando entras en tu interior, te aceptas como eres y te reconcilias contigo mismo. La angustia viene de que no somos lo que queremos ser, pero tampoco lo que somos, entonces estamos en el"debería ser", y no somos ni lo uno ni lo otro.

El estrés es otro de los males de nuestra época. El estrés viene de la competitividad, de que quiero ser perfecto, quiero ser mejor, de que quiero dar una nota que no es la mía, de que quiero imitar. Y realmente sólo se puede competir cuando decides ser tu propia competencia, es decir, cuando quieres ser único, original, auténtico, no una fotocopia de nadie.

El estrés destructivo perjudica el sistema inmunológico. Pero un buen estrés es una maravilla, porque te permite estar alerta y despierto en las crisis, y poder aprovecharlas como una oportunidad para emerger a un nuevo nivel de conciencia.

¿Qué nos recomendaría para sentirnos mejor con nosotros mismos?

La soledad. Estar con uno mismo cada día es maravilloso. Estar 20 minutos con uno mismo es el comienzo de la meditación; es tender un puente hacia la verdadera salud; es acceder al altar interior, al ser interior.

Mi recomendación es que la gente ponga su despertador 20 minutos antes para no robarle tiempo a sus ocupaciones. Si dedicas, no el tiempo que te sobra, sino esos primeros minutos de la mañana, cuando estás fresco y descansado, a meditar, esa pausa te va a recargar, porque en la pausa habita el potencial del alma.

¿Qué es para usted la felicidad ?

Es la esencia de la vida. Es el sentido mismo de la vida, encarnamos para ser felices, no para otra cosa. Pero la felicidad no es placer, es integridad. Cuando todos los sentidos se consagran al ser, podemos ser felices. Somos felices cuando creemos en nosotros, cuando confiamos en nosotros, cuando nos encomendamos transpersonalmente a un nivel que trasciende el pequeño yo o el pequeño ego. Somos felices cuando tenemos un sentido que va más allá de la vida cotidiana, cuando no aplazamos la vida, cuando no nos desplazamos a nosotros mismos, cuando estamos en paz y a salvo con la vida y con nuestra conciencia.

Vivir el Presente.

¿Es importante vivir en el presente? ¿Cómo lograrlo?

Dejamos ir el pasado y no hipotecamos la vida a las expectativas de futuro cuando nos volcamos en el ser y no en el tener. Yo me digo que la felicidad tiene que ver con la realización, y ésta con la capacidad de habitar la realidad. Y vivir en realidad es salir del mundo de la confusión.

¿Tan confundidos estamos, en su opinión?

Tenemos tres ilusiones enormes que nos confunden. Primero creemos que somos un cuerpo y no un alma, cuando el cuerpo es el instrumento de la vida y se acaba con la muerte. Segundo, creemos que el sentido de la vida es el placer; pero a más placer no hay más felicidad, sino más dependencia. Placer y felicidad no es lo mismo. Hay que consagrar el placer a la vida y no la vida al placer. La tercera ilusión es el poder; creemos tener el poder infinito de vivir.

¿Y qué necesitamos realmente para vivir?, ¿acaso el amor?

El amor, tan traído y tan llevado, y tan calumniado, es una fuerza renovadora.

El amor es magnífico porque crea cohesión. En el amor todo está vivo, como un río que se renueva a sí mismo. En el amor siempre uno puede renovarse, porque todo lo ordena. En el amor no hay usurpación, no hay desplazamiento, no hay miedo, no hay resentimiento, porque cuando tú te ordenas porque vives el amor, cada cosa ocupa su lugar, y entonces se restaura la armonía. Ahora, desde la perspectiva humana, lo asimilamos con la debilidad, pero el amor no es débil. Nos debilita cuando entendemos que alguien a quien amamos no nos ama.

Escucha tu corazón al leer un mensaje. Usa siempre tu discernimiento. Solo lee los mensajes que te hagan vibrar. Si algún mensaje te molestara sólo deséchalo. Sigue tu verdad interna.

Hay una gran confusión en nuestra cultura. Creemos que sufrimos por amor, que nuestras catástrofes son por amor. pero no es por amor, es por enamoramiento, que es una variedad del apego. Eso que llamamos habitualmente amor es una droga. Igual que se depende de la cocaína, la marihuana o la morfina, también se depende del enamoramiento. Es una muleta para apoyarse, en vez de llevar a alguien en mi corazón para liberarlo y liberarme. El verdadero amor tiene una esencia fundamental que es la libertad, y siempre conduce a la libertad. Pero a veces nos sentimos atados a un amor. Si el amor conduce a la dependencia es eros. Eros es un fósforo, y cuando lo enciendes se te consume rápidamente, en dos minutos ya te quemas el dedo. Hay muchos amores que son así, pura chispa. Aunque esa chispa puede servir para encender el leño del verdadero amor. Cuando el leño está encendido produce el fuego. Ese es el amor impersonal, que produce luz y calor

¿Puede darnos algún consejo para alcanzar el amor verdadero?

Solamente la verdad. Confía en la verdad; no tienes que ser como la princesa de los sueños del otro, no tienes que ser ni más ni menos de lo que eres. Tienes un derecho sagrado, que es el derecho a equivocarte; tienes otro, que es el derecho a perdonar, porque el error es tu maestro. Ámate, sincérate y considérate. Si tú no te quieres, no vas a encontrar a nadie que te pueda querer. El amor produce amor. Si te amas, vas a encontrar el amor. Si no, vacío. Pero nunca busques una migaja; eso es indigno de ti. La clave entonces es amarse a sí mismo. Y al prójimo como a ti mismo. Si no te amas a ti, no amas a Dios, ni a tu hijo, porque te estás apegando, estás condicionando al otro. Acéptate como eres; lo que no aceptamos no lo podemos transformar, y la vida es una corriente de transformación permanente.


Jorge Carvajal, Médico Cirujano de la UNIVERSIDAD DE ANDALUCÍA - ESPAÑA, pionero de la Medicina Bioenergética en Hispanoamérica y creador de la Sintergética. Es el creador de ViaVida, sociedad destinada a la investigación, la asistencia y la docencia, que constituye la plataforma para la expansión mundial de esta nueva forma de ver la medicina. Entre sus publicaciones, destacan Contextos de Sintergética y Láser y Sintergética, dirigidos a médicos; Por los caminos de la Bioenergética, Por los Senderos del Alma y sus recopilaciones de poemas El fuego del Amor y Agua y Cielo en el Sendero

Constelaciones Familiares SÁBADO 02/07

PRÓXIMO SÁBADO 9hs. CONFIRMAR ASISTENCIA


La Constelación Familiar
La Constelación Familiar es una manera especial de lograr soluciones a los problemas graves de la vida, entre otras cosas a los conflictos de pareja, de familia y relaciones; tales como probables separaciones, relaciones que siempre fallan, depresiones, tendencias a suicidio, crisis de vida en enfermedades graves, numerosas vivencias de accidentes graves. Esta forma de trabajo es un método de terapia familiar sistémica que se ha hecho muy popular a través del terapeuta familiar Bert Hellinger.

En la Constelación Familiar se da a los representantes, que substituyen los miembros reales de la familia, un sitio en la sala, situados entre ellos según nuestro sentimiento.
Así se crea una imagen del inconsciente individual y familiar.

La constelación enseña de una manera viva e impresionante la conexión inconsciente hacia los seres humanos que han determinado persistentemente nuestra vida (padre, madre, hermanos, abuelos, tíos, parejas, niños propios ...).
Un papel importante en esto muchas veces lo juegan las personas que han sido olvidadas, a las cuales se ha echado tierra o que no tuvieron luto. Aun cuando no eran conocidos por las generaciones sucesoras, ellos siguen viviendo en el inconsciente familiar tal como en el individual.
Los niños intentan equilibrar este orden familiar, que está perturbado por graves sucesos, al reemplazar a estos miembros. Esto influye en la actual posición del niño en la familia y tiene mucha influencia en futuras relaciones, profesión y salud.

A través del sistema familiar u otras relaciones importantes aparecen las fuerzas que actúan en cada persona. En la constelación se hacen visibles estas fuerzas, que hasta ahora eran invisibles, y muchas veces se encuentra una buena solución.

Cuando uno mismo está en la Constelación Familiar se siente muy parecido a cuando está en la familia real, porque los representantes sienten y se comportan vistosamente como las personas reales. En el trabajo con los representantes se pueden terminar y ordenar cosas y temas pendientes: p. ej. una tristeza o un sentimiento de culpa. Se honra y respeta a aquellos a los que les corresponde, p.ej. a los padres que han dado vida.

La Constelación Familiar enseña el problema verdadero, tal como la solución y el camino hacia ella. Si se consigue tomar aquel sitio en la familia que le corresponde por su orden natural reconoce la estructura de la familia tal como era y es, entonces no solo se libera la fuerza personal sino también la fuerza que proviene de la familia: libre para vivir la propia vida con éxito y sano.

El amor puede fluir de nuevo libremente.
Con este trabajo también es posible constelar, a través de los representantes, partes interiores (como enfermedades, órganos del cuerpo, problemas de la personalidad, etc.) que se relacionan contradictoriamente y que bloquean el actuar en la vida personal.

Se puede participar en el curso de dos maneras:

Participando plenamente haciendo su propia constelación; o bien participando en la constelación de otros como representante u observador. De una u otra forma todos son beneficiados de la terapia.

miércoles, 29 de junio de 2011

Meditación Quien eres


http://www.medita.es/descargasmp3/med3110quieneres.mp3

Eres tu propio Universo,
Eres la medida de todas las cosas,
Eres la sutil y etérea
Sustancia de los sueños,
Partículas de Cosmos
Y llevas en tu corazón
Polvo de estrellas.

Eres tu propio camino,
Tu mismo destino,
Tus mismas huellas,
Eres todo lo que ha sido
Y eres todo lo que resta ser,
Eres el principio y fin
Que va más allá
Eres tu propia existencia.

Eres todo lo que buscas,
Eres todas las respuestas,
Eres soplo de conciencia
Que se devela en si mismo,
Que se desnuda ante ti.

Eres puertas sin abrir,
Eres misterios y luz,
Eres puente,
Eres signo,
Eres sonido,
Eres alma.

Eres Universo y partícula
Eres mundo y átomo,
Eres tu propio Dios
Brillando en la oscuridad
Del mundo al amparo
De tus Sentimientos

Tu hogar nunca estuvo tan lejos
Como el pensamiento te engaña,
Tu hogar está dónde tú estás
Ha sido y así será por siempre.

Esa es la conexión,
Ese es el secreto,
La revelación y la verdad,
Apenas sujetas por la forma,
Por la ilusión del espacio y el tiempo.

El AMOR ES EL QUE SANA


El Amor es el que Sana




Como cirujano, he trabajado durante muchos anos con pacientes que sufrian enfermedades degenerativas que ponian en peligro la vida. En el curso de mi practica he descubierto que si conseguia que esas personas se amaran a si mismas, empezaban a ocurrir cosas increibles, no solo desde un punto de vista psicologico, sino tambien fisico. Una consecuencia derivada de su mejor actitud psicologica era la correspondiente mejoria fisica. Asi que empece a considerar el hecho de que el enfoque que mas importaba en la terapia consistia en ensenar a las personas a sentir y a expresar amor, empezando por ellas mismas. Y he descubierto que eso iba en proporcion directa a mi habilidad para amarlas y mostrarles que eran dignas de ser amadas.

Por que es tan importante el amor en la sanacion? Simplemente porque es lo mas significativo en la vida humana. El amor autentico debe darse libremente, con absoluta libertad de eleccion. El amor no puede darse como una responsabilidad por cumplir. Resulta inoperante el que se nos «fuerce» a dar amor a otro (cosa, por lo demas, imposible). Esa libertad para amar es lo que hace que valga la pena gozar del libre albedrio, aun corriendo el riesgo de usarlo mal - como en una explosion nuclear u otras catastrofes - porque cuando elegimos amar, el amor se hace enormemente significativo, ya que procede de nuestra esencia mas profunda, fuente de toda libertad. Desde alli podemos amar, logrando que los otros lo puedan sentir tan profundamente que repercuta en el estado fisico. Hay una fisiologia del amor: no es solo una experiencia emocional, sino una experiencia que afecta a todo el cuerpo.

Por esta razon creo que el amor es como un hilo de oro que conecta las multiples formas de sanacion que existen. Pero esto es un concepto abstracto, y me gustaria que vieramos en forma practica como interviene el poder sanador del amor en la terapia.

Por ejemplo, entre las personas que llegan a mi consulta con un cancer, resulta claro que algunas estan de alguna manera autodestruyendose : abusan del tabaco, el alcohol,
las comidas grasas, las drogas, labrando diligentemente su propia muerte. En tales casos, no digo: «No fumes», «Suprime el alcohol», «Por favor, adelgaza, haz ejercicio» o «No dejes de tomar esas medicinas». Mejor les digo: «Me preocupo por ti. Te quiero. Aqui tienes algunas indicaciones para que aprendas a quererte a ti mismo. Te vere en dos semanas».

Si regresan sin haber hecho nada, vuelvo a decirles: «Te quiero», les doy un abrazo y les repito: «Me importa de ti, ven a verme en dos semanas. Estare preocupado por tu salud ». A traves de ese amor, empiezan a decirme: «Te doy las gracias por preocuparte, por el interes que tienes por mi. Estoy empezando a quererme, estoy empezando a cuidarme.» Ese es el inicio a preguntar que mas pueden hacer por ayudarse a si mismos.

Es entonces cuando les hablo de las terapias de grupo y les comunico que pueden asistir, si no les importa hablar de su vida y de lo que sienten. Despues, quizas les sugiera que estudien algo de dibujo, pintura o artesania. Les doy, ademas, algunos ejercicios de auto-imagen, por ejemplo, sentarse frente a un espejo unos veinte minutos por dos veces al día, contemplarse con afecto y decirse: «Tienes unos ojos bonitos, tu sonrisa es agradable, me caes bien. Te quiero.» Podria tambien aconsejarles la meditacion, la oracion, la musica.

En algun momento, el paciente de pronto empieza a darse cuenta de que es extraordinario intentar el esfuerzo por sentirse mejor. A esto lo llamo germinar, crecer y desplegarse como una flor. Ellos descubren que son como una semilla, con un enorme potencial dentro, que hasta entonces no habia sido destapado y que, simplemente, estaba esperando brotar. Entonces sus anhelos se transforman en una certeza: Mira hasta donde puede conducirme mi crecimiento!.

La sanacion a traves del amor se puede emplear tambien como la forma de ayudar a las personas a reconsiderar sus propias vidas. Parece que cada uno de nosotros hubieramos nacido no solo con una cierta morfologia fisica, sino tambien con un anteproyecto psiquico, intelectual y espiritual. Cuando nos desviamos de ese modelo interno, a menudo hace falta una enfermedad psiquica o fisica para traernos de nuevo a nuestra verdadera ruta. Como si alguien nos dijera: Cuidado ! No estas siendo lo mejor que podrias ser. Vuelve a tu camino. Esto es lo que tendria que hacer la psicoterapia: colocar de nuevo al paciente en contacto con su modelo interior, de modo que el empiece a seguir el camino correcto otra vez.

Hay veces en que nos resulta dificil encontrar el camino de regreso y es entonces cuando necesitamos ayuda. Necesitamos a alguien que sea lo suficientemente amable, pero tambien dispuesto a darnos un empujon para que nos movamos. En terapia, eso lo llamamos confrontacion. Confrontamos al paciente consigo mismo, aunque a veces parezca ser un poco doloroso. Si escucharamos a nuestro ser interior, nos diria: Pon atencion. Hare que te duela un poco ahora, para que despiertes. Por esa razon, a veces llamo al dolor - la orden de reajuste que envia Dios. En ocasiones, es lo unico que hace que la gente cambie.

Por supuesto, son muchos los factores externos que pueden contribuir a que nos salgamos del camino adecuado - condicionamientos producidos por la familia, presion del ambiente escolar y social - pero volver al camino implica siempre encontrar la mejor forma de compartir amor con el mundo. Todos tenemos nuestra propia manera de expresar amor; si la descubrimos, viviremos mas tiempo, gozaremos de mejor salud, disfrutaremos mas de la vida y recibiremos tambien mas amor de los otros. A causa de eso, los terapeutas deben ayudar a sus pacientes a redescubrir sus propios e individuales caminos de amor.

Para lograr exito en esta tarea es necesario que el terapeuta encuentre maneras practicas de fluir en su natural manera de amar y hacerlo de forma continua, ya que, sin un contacto en el que se pueda confiar, la eficacia de la ayuda se veria bloqueada. Quizas lo mas importante es que el terapeuta asuma en su vida su propio mensaje. Y esto no quiere decir que tenga que ser alguien perfecto. No somos perfectos, pero podemos perdonarnos nuestras imperfecciones, lo que significa que al vivir mi propio mensaje, debo perdonarme por no ser perfecto, como tambien perdono a mis pacientes por no serlo. Significa tambien que compartire diariamente la meditacion, musica, oracion, afirmaciones positivas, ejercicios, dietas, y todas las actividades que ofrecen nuestros grupos de terapia.

Creo, ademas, que vivir mi mensaje significa tambien que puedo trabajar sobre mis propias heridas y mostrarme vulnerable ante las personas a las que estoy atendiendo. De esta forma, puedo pedirle a uno de mis pacientes que me de un abrazo si estoy pasando un mal dia. No necesito ser un superhombre. Puedo admitir mi mortalidad y mi condición humana.

En este sentido no soy un terapeuta tradicional. No me complica tener contacto fisico con mis pacientes, porque ellos entienden que se trata de un amor que no tiene nada que ver con atracción sexual ni cosa parecida. Hay veces en que el contacto fisico resulta apropiado. Como cuando tenemos que dar a alguien el pesame por la perdida de un ser querido y no se nos ocurre nada que decir, solo abrazarlo apretadamente. Con ello le trasmitimos que estamos compartiendo su dolor, como no podrian hacerlo ni las palabras mas elocuentes.

Vivir nuestro propio mensaje trae tambien consigo un aspecto de apertura y de humildad. Como terapeuta, no estas sentado en un lugar lejano, mirando a las masas ignorantes y necesitadas. Simplemente, haras lo que sea necesario, confiando en que el amor sabra que es lo que hace falta. Esto incluye no darse a conocer como experto infalible, poseedor de todas las respuestas, sino concebir el proceso de curacion como un dialogo, un intercambio, una experiencia de aprendizaje tanto para el paciente como para el terapeuta. Hay que comprender que dar amor tambien implica recibirlo; no debo protegerme con barreras que dificulten a los pacientes su apertura al amor.

De esta forma, la terapia se convierte en un proceso en el que el paciente y el terapeuta se van cambiando el uno al otro. Resulta de vital importancia darte cuenta que no debes aconsejar solamente, sin vivir tu mismo tus propias congojas. El amor solo sera autentico cuando provenga de una experiencia vivida, y si no, no será convincente.

Otro factor que facilita considerablemente el amor en el proceso terapeutico es el hecho de que en este tipo de trabajo estamos rodeados diariamente de individuos valiosos, que nos inspiran: personas que reafirman sus ansias de vivir en medio de enfermedades progresivas. Como el valeroso enfermo de SIDA quien, en lugar de darse por vencido, se dedica a levantar el animo a sus companeros de hospital. 0 el enfermo de cancer que elige seguir amando al mundo, y que considera su enfermedad como un incentivo a su crecimiento espiritual. Tales personas son reconfortantes. Hacen que sigas adelante y te ayudan a no flaquear.

Por ultimo, el amor en la relacion terapeutica se ve facilitado por la comprension de que somos mortales, de que todos nos vamos a morir algun dia, hagamos lo que hagamos por tratar de evitarlo. Si asimilo esa idea, aprovecho al maximo mi vida en el presente, haciendo hoy lo que mas me gustaría hacer el resto de mi vida. Mi actitud es que, si me muriera esta noche o manana, mi vida habria sido completa: me siento realizado porque he amado con plenitud. Esto es lo que comparto en los grupos con los pacientes: la forma de usar nuestra mortalidad de una manera positiva, sacandole el mayor partido a la vida.

Los terapeutas tambien necesitan desarrollar la idea de que la muerte no es un fracaso. En la educación medica tradicional, evidentemente el exito se mide segun la capacidad de eliminar la enfermedad, de curar. Por lo tanto, la muerte de un paciente se ve como un fracaso. Pero sostener esa idea implica distanciarnos de nuestros pacientes, perdiendo nuestra oportunidad de seguirlos ayudando en su transicion hacia la muerte.

Curar no siempre es posible. El SIDA y el cancer nos lo recuerdan. Hace cincuenta anos, la tuberculosis arraso con muchas vidas. En los proximos cincuenta años aparecera, sin duda, alguna otra enfermedad que se resistira a cualquier tratamiento. El hombre seguira siendo mortal, y seguira habiendo enfermedades incurables; pero también habra mayores posibilidades de curar las ya existentes.

Yo suelo decir a todos, sanos o no, que deben vivir como si se fueran a morir en cualquier momento. De esta manera es facil ayudar a otros, porque nunca existe un momento en que esto no sea posible. Dices que te vas a morir mañana? Pues, vive como si te fueras a morir esta noche. Disfruta estas horas de vida como si fueran las ultimas. Puede ser que manana te sientas demasiado bien como para pensar en morirte. Podrias morirte de verdad si estas cansado y tienes ganas de irte. Tenemos mucho mas control sobre la hora de nuestra muerte del que la mayoria de las personas imaginan. Esta bien morirse si es eso lo que una persona anhela, aunque no lo sepa. Puesto que todos moriremos algun dia, morir no es un fracaso. Es simplemente mision cumplida. Con esta actitud la muerte puede ser sanadora.

Por supuesto, siempre hay dolor cuando perdemos a un ser querido. Pero uno debe aprender a asimilar ese dolor, y usarlo para amar a otros. Piensa en los que han vivido noventa o mas años. Seguramente han perdido ya a su pareja, a sus hijos y a sus amigos queridos. Pero incluso despues de sufrir esas perdidas que fueron terribles, estas personas encontraron fuerzas para seguir viviendo porque aprendieron a dar a otros ese amor que parecio quedar sin destino. No sobrevivimos a toda la gente que amamos y que se nos fue, si no elegimos seguir amando a personas nuevas. Eso es lo que hacen los que sobreviven; siguen amando continuamente. Por lo tanto, la sanacion, como el amor, se convierte en un proceso que no tiene fin.

Autor: Bernie Siegel


jueves, 23 de junio de 2011

LA ACEPTACIÓN



La aceptación es una parte tan importante de la felicidad, la satisfacción, la salud y el crecimiento que hay gente que la llama " la primera ley del espíritu ".
El mundo sigue adelante, la gente hace lo que hace, las cosas hacen lo que hacen y, la mayor parte del tiempo nuestra única opción es: "¿Lo acepto, o no?" Si lo aceptamos, fluimos con todo. Le permitimos a la vida que haga lo que ya esta haciendo.
Si rehusamos aceptarlo, generalmente sentimos presión, dolor, frustración, ansiedad y enfermedad. Tenemos conflicto con lo que es. El conflicto, en su mayor parte, sucede dentro nuestro -- donde hace mas daño.
Aceptar no es lo mismo que gustar o estar feliz con algo, o aun tolerar. Es simplemente ver algo como es y decir: " Así es". Es ver lo que esta pasando y decir: " Eso es lo que esta pasando”.
Aceptar es darse cuenta que hacer otra cosa mas que aceptar es (A) doloroso y (B) inútil. A través de no aceptar tratamos de controlar al mundo. Queremos que nuestros "tendría" , "debería" y nuestras exigencias gobiernen el mundo. No funciona así. Sencillamente, no funciona así.
Para probar lo inútil que es el conflicto de tratar de controlar el mundo, levantase mañana a las 4 de la mañana y trate de hacer que el sol no salga. Peléelo. No va a lograr demorar su salida ni una fracción de segundo.
Tal vez no quiere controlar el movimiento del planeta; quiere nada mas controlar el mundo a su alrededor. Buena Suerte. La verdad es que, a veces, no podemos controlarnos a nosotros mismos--esa parte del universo sobre la que tenemos una autoridad mas directa. Si no podemos controlar nuestros propios pensamientos, sentimientos y reacciones físicas, ¿como es que tenemos la esperanza de controlar a los demás?
La naturaleza continua siendo la naturaleza en su propia forma natural. Tenemos muy poco control sobre ella. ¿Sobre que tenemos control? Sobre nosotros mismos. El espacio contenido dentro de la piel de nuestro cuerpo. Podemos trabajar para mejorar ese ambiente, inculcarle amor, hacerlo mas especifico y maravilloso. Ya eso es un proyecto para toda la vida, y uno realmente valioso.
El resto -- el ambiente externo -- hace lo que hace. No hay mucho mas que hacer que decir: Esta haciendo lo que esta haciendo. Si queremos aceptar algo, el mejor punto de partida es la aceptación. El escultor comienza por aceptar el pedazo de mármol como es, y luego le quita todo lo que no sea una estatua. Cuando le preguntaron como esculpir un caballo, un artista contesto: "Veo el caballo en la piedra, luego elimino todo lo que no sea el caballo".
El David de Miguel Ángel fue esculpido en un bloque de mármol fallado. Otro escultor había comenzado a trabajar en el bloque, y lo había abandonado. Tenia una raja profunda en un costado, por lo que, durante décadas, los escultores la habían considerado "inaceptable". Miguel Ángel, sin embargo, acepto el mármol --con raja y todo-- y creo una de las maravillas de la humanidad.
Comenzamos con aceptación, y la usamos de punto de partida. Esto incluye la aceptación de nosotros mismos. Somos, por favor recuerde, una parte de la naturaleza. Podemos ser tan contrarios como una tormenta en un picnic. La parte "natural" en nosotros tiene su propio ritmo, tiempo y plan. Mientras trabajamos para controlar a este "animal" , necesitamos aprender a aceptarlo.
Esa parte "natural" nuestra es la que la mayoría llama cuerpo, y es correcto llamarla así, siempre que se acuerde de que el cuerpo incluye el cerebro que piensa los pensamientos y los nervios que sienten los sentimientos. Los pensamientos y los sentimientos son una parte necesaria del animal humano.
Nuestra parte "natural" piensa que la Respuesta Pelea-Huida es sensacional. La genética se lo ha confirmado. Ahora necesitamos convencerla gradualmente que la Respuesta Amor-Aceptación es mas valiosa para su sobre vivencia como animal. Y también lo hace sentirse mejor.
Ese proceso de convencer" es lo que llamamos educación. El origen de la palabra es educare, "guiar desde adentro, en lugar de un proceso de guía externo.
En el proceso de enseñar--aceptación, debemos practicar aceptación. Dese un buen ejemplo a si mismo. Aprenda a aceptar lo que hace. Esto, por supuesto, no es una carta blanca para aplastar todo lo que le rodea, o para herirse a si mismo. Es simplemente darse cuenta que, siendo humanos, vamos a hacer cosas que no nos van a gustar(y por "hacer" queremos decir todos los niveles de hacer, incluyendo pensamientos y sentimientos), y ya que estamos vale la pena que los aceptemos a ellos también.
Aprenda a aceptar aun su falta de aceptación. Cuando no esta aceptando algo, acepte lo que no esta aceptando. ¿No puede aceptar su falta de aceptación? Entonces acepte el hecho de que no puede aceptar su falta de aceptación. Si las cosas malas, como la culpa, se pueden apilar en capas (culpa sobre culpa por sentirse culpable), también se pueden apilar las cosas buenas (aceptar que no puede aceptar su falta de aceptación).
Si, se pone cómico, y ciertamente puede ser cómico. Esa es una característica de la aceptación: una sensación de aligeramiento. A medida que acepta el peso, comienza a sentir "la insoportable ligereza del ser". Acéptela también.
Con la aceptación, uno no puede poner algunas cosas a un lado y decir: "Estas las aceptare, pero estas no". La aceptación es incondicional. Le puede gustar una cosa mas que otra----eso es una preferencia, y esta bien-- pero aceptar es no exceptuar nada. (En realidad, es mas fácil así. No tiene que recordar lo que va a aceptar y lo que no. Si esta allí, lo acepta. Sencillo.)
Planee periodos de aceptación durante el día. Dese un periodo de aceptación ahora mismo. Acepte todo lo que hay a su alrededor, dentro suyo, todo en todos lados. Acepte sus pensamientos. Acepte sus pensamientos sobre sus pensamientos. Acepte sus pensamientos sobre sus pensamientos sobre sus pensamientos. Acepte cualquier sentimiento que tenga, cualquier sensación en su cuerpo. No trate de cambiar nada--tratar de aceptar es una forma de no aceptar.
Acepte lo que lo rodea, su ambiente físico. Acepte la habitación, los muebles, olores, sonidos, ocupantes. También acepte sus pensamientos sobre lo que no le rodea. (Si es algo que no esta allí, es un pensamiento, un recuerdo, o un poquito de fantasía.) Acepte sus recuerdos y sus fantasías y sus exigencias y sus "tiene que" sobre como "debería" ser.
Acepte todas las cosas que hizo y desearía no haber hecho, y todas las cosas que no hizo y desearía haber hecho. Tome nota de que esas decisiones sobre lo que esta bien y lo que no esta bien sobre una actividad (o una falta de actividad) son pensamientos también. Aceptar los pensamientos --incluyendo los negativos-- es un paso importante hacia el logro de una mayor alegría

La enfermedad como camino-El SIDA

Los síntomas del SIDA llaman la atención cuatro puntos:

1. El SIDA provoca la destrucción de las defensas del cuerpo, es decir, que ataca la capacidad del cuerpo a aislarse y defenderse de los agentes del exterior. Este daño irreparable causado a las defensas inmunológicas expone a los enfermos del SIDA a las infecciones (y a ciertos tipos de SIDA) que no son una amenaza para las personas con las defensas intactas.

2. Dado que el virus HTLV-III/LAV tiene un período de incubación larguísimo (entre el momento de la infección y el de la manifestación de los síntomas pueden transcurrir varios años), el SIDA tiene un carácter inquietante. Si descontamos la posibilidad del test (el test Elisa) uno no puede saber cuántas personas puede haber infectadas por el SIDA, ni si lo está uno. Por lo tanto el SIDA es un adversario invisible, muy difícil de combatir.

3. Puesto que el SIDA sólo puede contraerse por contagio a través de la sangre y el semen, no se trata de un problema personal y particular, sino que revela con elocuencia nuestra dependencia de los demás.

4. Finalmente, en el SIDA la sexualidad es factor primordial ya que es prácticamente la única vía de contagio, aparte de las otras dos posibilidades —utilización de agujas de inyección usadas y transfusión de sangre afectada— relativamente fáciles de eliminar. Con ello, el SIDA ha alcanzado categoría de enfermedad de transmisión sexual» y la sexualidad tiene connotaciones angustiosas. Hemos llegado al convencimiento de que el SIDA como peligro colectivo es la continuación lógica del problema que se manifiesta en el cáncer. El cáncer y el SIDA tienen mucho en común, por lo que cabe reunirlos bajo el epígrafe común de «El amor enfermo».Vemos que el amor es la única instancia que está en condiciones de superar la polaridad y unir los contrarios. Pero, como sea que los contrarios siempre están definidos por fronteras —Bueno/Malo, Dentro/Fuera, Yo/Tú—, la función del amor consiste en superar —o, mejor dicho,De derribar— fronteras. Por lo tanto, nosotros definimos el amor, entre otras cosas, como capacidad de apertura, de «aceptar» al otro de sacrificar la frontera del Yo. En nuestro tiempo y en nuestra cultura tenemos un gran problema con el «amor». El amor apunta, en primer lugar, al alma del otro, no a su cuerpo; la sexualidad desea el cuerpo del otro. esto significa que la sexualidad tiene que equilibrarse con el amor ya que, de lo contrario, nos quedamos en la unilateralidad, y toda unilateralidad es «mala», es decir, insana, enfermiza. Ya casi no nos damos cuenta de la fuerza con la que en nuestro tiempo se subraya el Ego y se marcan los límites de la personalidad, ya que este tipo de individualización ha llegado a hacerse perfectamente natural. Si nos paramos a pensar en el valor que hoy en día tiene el nombre en la industria, la publicidad y el arte y lo comparamos tiempos pasados en los que la mayoría de los artistas quedaron en el anonimato, comprenderemos con claridad lo que queremos decir con la acentuación del Ego. Esta evolución se muestra también en otros campos de la vida, por ejemplo en la transformación de la gran familia en pequeña familia y en la más moderna forma de vida, la del «soltero». Hoy día, el apartamento de una habitación es expresión de nuestro creciente aislamiento y soledad. El individuo moderno trata de contrarrestar esta tendencia por dos medios: la comunicación y la sexualidad.

El desarrollo de los medios de comunicación se ha disparado: Prensa, radio, TV, teléfono, ordenador, télex, etc.,

todos estamos conectados electrónicamente. Primeramente, la comunicación electrónica no resuelve el problema de la soledad y el aislamiento; en segundo lugar, el desarrollo de los modernos sistemas electrónicos muestra claramente a los seres humanos la futilidad y la imposibilidad de aislarse realmente, de guardar algo en secreto para sí o reivindicar un ego. (¡Cuanto más avanza la electrónica, más difíciles e inútiles se hacen el secreto, la protección de datos y los copyrights!)

La otra fórmula mágica es libertad sexual: cualquiera puede «establecer contacto» con quien le apetezca y, no obstante, permanecer espiritualmente intacto. No es, pues, de extrañar que se pongan los nuevos medios de comunicación al servicio de la sexualidad: desde los anuncios en la Prensa hasta el «telefonsex» y el «computersex», el último juego USA. La sexualidad sirve, pues, para el placer, concretamente, en primer lugar, el propio —la «pareja» suele ser un simple accesorio—. Pero, a fin de cuentas tampoco se necesita al otro, ya que el placer se experimenta también por teléfono o a solas (masturbación).

El amor, por el contrario, significa el verdadero encuentro con otra persona; pero el encuentro «con el otro» es siempre un proceso que genera ansiedad, porque exige que uno se cuestione la propia manera de ser. El encuentro con otra persona es siempre encuentro con la propia sombra. Por esto es tan difícil la convivencia. El amor tiene más de trabajo que de placer. El amor pone en peligro la frontera del ego y exige apertura. La sexualidad es un estupendo complemento del amor, para abrir fronteras y experimentar la unión en lo corporal.

Pero, si se excluye el amor, la sexualidad por sí sola no puede cumplir esta función.

Nuestra época, ya lo hemos dicho, es egocéntrica en grado superlativo y tiene aversión a todo lo que apunta a la superación de la polaridad. Y nosotros, forzando el énfasis en la sexualidad, tratamos de ocultar y compensar la incapacidad para el amor: nuestro tiempo está sexualizado pero falto de amor. El amor pasa a la sombra. Es un problema de nuestro tiempo y de toda nuestra cultura occidental, un problema colectivo. Desde luego, el problema incide especialmente en los homosexuales. Aquí no se trata de discutir las diferencias que existen entre homosexualidad y heterosexualidad sino de resaltar la clara tendencia observada entre los homosexuales hacia una disminución de las relaciones estables con una pareja única, y un aumento de la promiscuidad: Cuanto más se disocia el amor de la sexualidad y se busca sólo el placer propio, más se disipan los estímulos sexuales. Ello exige una escalada del estímulo que tiene que ser cada vez más original y refinado, y el recurso a prácticas sexuales extremas que denotan clara mente lo poco que cuenta la pareja, que es degradada a la condición de simple estímulo.

Suponemos que estas esquemáticas observaciones pueden servir de punto de partida para comprender el cuadro del SIDA.

Si el amor ya no es vivido interiormente como encuentro e intercambio espiritual entre dos personas, pasa a la sombra y, en última instancia, al cuerpo. El amor es enemigo de fronteras e insta a la apertura y la unión con lo que viene de fuera. La destrucción de las defensas que provoca el SIDA refleja claramente este principio. Las defensas del organismo protegen la necesaria frontera corporal, pues toda forma exige un límite y, por consiguiente, un ego. El enfermo de SIDA vive en el plano corporal el amor, la apertura, la accesibilidad y la vulnerabilidad que rehuyó por miedo en el plano espiritual.

La temática del SIDA es muy parecida a la del cáncer, por lo que catalogamos ambos síntomas con el mismo epígrafe de «amor enfermo». Pero existe una diferencia: el cáncer es más «personal» que el SIDA, es decir, que el cáncer afecta al paciente individualmente, no se contagia. El SIDA, por el contrario, nos hace comprender que no estamos solos en el mundo, que cada individualización es una ilusión y que el ego es, a fin de cuentas, una aberración. El SIDA nos hace sentir que somos parte de una comunidad, parte de un gran todo y que, corno parte, somos responsables del todo. El paciente del SIDA siente de modo fulminante el peso de esta responsabilidad y debe decidir lo que va a hacer en adelante. El SIDA impone responsabilidad, precaución y consideración hacia los demás, cualidades de las que hasta el momento anduvo escaso el paciente del SIDA.

Por otra parte, el SIDA exige la total renuncia a la agresividad en la sexualidad, ya que, si hay sangre, la pareja se contagia. El uso del condón (y guantes de goma) reconstruye artificialmente la «frontera» que el SIDA había derribado en el plano corporal. Con el abandono de la sexualidad agresiva, el paciente tiene la posibilidad de adquirir ternura y delicadeza como forma de relación y, además, el SIDA lo pone en contacto con los temas soslayados de debilidad, indefensión, pasividad, en suma, con el mundo del sentimiento. Es evidente que los aspectos que el SIDA obliga a replegar (agresividad, sangre, desconsideración...) se hallan situados en la polaridad masculina (Yang) mientras que los que obliga a cultivar corresponden a la polaridad femenina (Yin) (debilidad, indefensión, delicadeza, ternura, consideración). No es de extrañar, pues, que el SIDA tenga tanta incidencia entre los homosexuales, puesto que el homosexual rehuye el debate con lo femenino (¡por más que el homosexual asuma tan ostensiblemente la feminidad en su manera de actuar, ya que este comportamiento en sí es síntoma!).

Los mayores grupos de riesgo del SIDA son los formados por drogadictos y homosexuales. Son, en general, grupos automarginados que suelen rechazar e, incluso, odiar al resto de la sociedad y que, a su vez, suscitan repulsa y aversión. El SIDA enseña al cuerpo a renunciar al odio: al destruir las defensas, implanta el amor indiscriminado.

El SIDA enfrenta a la Humanidad con una zona de la sombra muy profunda. El SIDA es un emisario del «submundo», y en más de un sentido, ya que la puerta de entrada del agente se encuentra en el «submundo» del ser humano. El agente propiamente dicho permanece mucho tiempo en «la oscuridad», ignorado, hasta que, poco a poco, se manifiesta a través de la vulnerabilidad y el debilitamiento del paciente. Entonces el SIDA conmina a la conversión, a la metamorfosis. El SIDA nos resulta inquietante porque actúa desde lo oculto, lo invisible, lo inconsciente: el SIDA es el «enemigo invisible» que hirió de muerte a «Anfortas», el rey del Grial.

El SIDA tiene una relación simbólica (y, por consiguiente, temporal) con el peligro de la radiactividad.

Después de que «el hombre moderno», a costa de tantos esfuerzos, se liberara de todos «los mundos invisibles, intangibles, de números y desconocidos», ahora los mundos declarados «inexistentes» contraatacan; devuelven al hombre al miedo primitivo, tarea que en los viejos tiempos incumbía a demonios, espíritus, dioses coléricos y monstruos del reino de lo invisible.

Es sabido que la fuerza sexual es una fuerza misteriosa e inquietante que tiene la facultad de separar y de unir, según el plano en el que actúe. Desde luego, no se trata de condenar y reprimir nuevamente la sexualidad, pero sí de dotar a una sexualidad entendida de forma puramente física de una «apertura espiritual» llamada, sencillamente, «amor».

En resumen:

Sexualidad y amor son los dos polos de un tema llamado «unión de contrarios».

La sexualidad se refiere al cuerpo y el amor al alma del otro.

La sexualidad y el amor deben estar en equilibrio.

El encuentro psíquico (amor) se considera peligroso y angustioso, ya que atenta contra las fronteras del Yo.

El énfasis en la sexualidad corporal hace que el amor pase a la sombra. En estos casos, la sexualidad tiende a hacerse agresiva e hiriente (en lugar de atacar la frontera psíquica del Yo se atacan las fronteras corporales y corre la sangre).

El SIDA es la fase terminal de un amor que ha descendido a la sombra. El SIDA derriba en el cuerpo las fronteras del Yo y hace experimentar al cuerpo el miedo al amor que fuera rehuido en el plano psíquico.

Por lo tanto, en definitiva, también la muerte no es sino la forma de expresión corporal del amor, ya que realiza la entrega total y la renuncia al aislamiento del Yo (véase el cristianismo). Ahora bien, la muerte no es más que el principio de una transformación, el comienzo de una metamorfosis.

¿QUÉ SE PUEDE HACER?

Después de tantas reflexiones y consideraciones dirigidas a comprender el mensaje de los síntomas, el enfermo se pregunta: «Y ahora que ya sé todas estas cosas, ¿qué tengo que hacer para curarme?» Nuestra respuesta es siempre la misma: «¡Abrir los ojos!»

Pero mejorarse a sí mismo no es sino aprender a verse tal como uno es. Reconocerse a sí mismo no significa conocer su Yo. El Yo es al Ser lo que un vaso de agua es al océano. Nuestro Yo nos enferma, el Ser está sano. El camino de la salud es el camino que va del Yo al Ser, de la cárcel a la libertad, de la polaridad a la unidad. Cuando un síntoma determinado me indica lo que (entre otras cosas) me falta para alcanzar la unidad, tengo que aprender a ver esta carencia y asumirla conscientemente. Con nuestras interpretaciones pretendemos conducir la mirada hacia aquello que siempre pasamos por alto. Cada uno lo ve, bastará con que no lo pierda de vista y lo mire con más y más atención. Sólo una observación constante y atenta vence las resistencias y hace crecer ese amor que es necesario para asumir lo observado. Para ver la sombra hay que iluminarla.

Errónea —pero frecuente— es la reacción de querer librarse lo antes posible del principio que el síntoma revela. Así el que al fin descubre su agresividad subconsciente se pregunta con horror: «¿Y qué hago yo ahora para librarme de esta terrible agresividad?» La respuesta es: «Nada. ¡Disfrútala!» Es precisamente este «no querer tener» lo que provoca la formación de la sombra y nos pone enfermos: ver la agresividad nos sana.

Si en un síntoma descubrimos un principio que nos falta, basta con aprender a querer el síntoma ya que él hace realidad lo que nos falta. El que espera con impaciencia la desaparición del síntoma no ha comprendido el concepto. El síntoma expresa el principio que está en la sombra: si nosotros aceptamos el principio, mal podemos rechazar el síntoma. Aquí está la clave. La aceptación del síntoma lo hace superfluo. La resistencia provoca mayor presión. El síntoma desaparece rápidamente cuando al paciente se le ha hecho indiferente. La indiferencia indica que el paciente acepta la validez del principio manifestado en el síntoma. Y esto se consigue sólo con «abrir los ojos».

El único sentido comprensible de nuestra encarnación es la toma de conciencia. Asombra lo poco que la gente se preocupa del único tema importante de su vida. No carece de ironía que se derrochen tantos cuidados y atenciones en el cuerpo, a pesar de que es sabido que un día ha de ser pasto de los gusanos. Y también está bastante claro que un día uno tiene que dejarlo todo (familia, dinero, casa, nombre). Lo único que perdura más allá de la tumba es la conciencia y es lo que menos preocupa. Tomar conciencia es el objetivo de nuestra existencia y sólo a este objetivo sirve todo el universo.

En todas las épocas, los seres humanos han tratado de desarrollar los medios para recorrer el arduo camino de tomar conciencia y encontrarse a sí mismos. Llámese yoga, zen, sufismo, cábala, magia o como quiera, el método y las prácticas son diferentes, pero el objetivo es el mismo: el perfeccionamiento y liberación del ser humano. Los últimos de la serie, la psicología y la psicoterapia, han nacido de la filosofía occidental y cientifista.

Pero al que entienda la enfermedad como un camino se le abrirá un mundo de perspectivas nuevas. Nuestra manera de tratar la enfermedad no hace la vida ni más fácil ni más sana; lo que nosotros pretendemos es dar al ser humano el valor que necesita para mirar cara a cara los conflictos y problemas de este mundo polar. Nosotros queremos disipar las ilusiones de este mundo enemigo de conflictos, que piensa que sobre la falta de sinceridad puede levantarse un paraíso terrenal.

Hermann Hesse dijo: «Los problemas no existen para ser resueltos, son únicamente los polos entre los que se genera la tensión necesaria para la vida.» La solución está más allá de la polaridad; pero para llegar a ella hay que unificar los polos, reconciliar los contrarios. Este difícil arte de la unión de los contrarios sólo lo domina el que ha conocido los dos polos. Para ello hay que estar dispuesto a encarar e integrar con valentía todos los polos. «Solve et coagola», dicen los viejos textos: disuelve y coagula. Primeramente tenemos que ver las diferencias y sentir la separación y la división antes de poder aventurarnos a la gran obra de las bodas químicas, la unión de los contrarios. Por ello primeramente el hombre tiene que descender a la polaridad del mundo material, en materia, enfermedad, pecado y culpa, para encontrar, en la noche más negra del alma y en la más profunda zozobra, la luz del conocimiento que le permita ver su camino a través del sufrimiento y el dolor como un acto significativo que le ayudará a encontrarse allá donde siempre estuvo: en la unidad.

Conocí el bien y el mal

pecado y virtud, justicia e infamia;

juzgué y fui juzgado

pasé por el nacimiento y por la muerte,

por la alegría y el dolor, el cielo y el infierno;

y al fin reconocí

que yo estoy en todo

y todo está en mi.

HAZRAT INAYAT KHAN