CAMINO DE LIBERACION - PROSPERIDAD UNIVERSAL
Al unificarnos y expandir nuestra percepción de la realidad y de lo que somos, podemos ver los acontecimientos pasados desde el ahora y comprender como es que esos hechos que en su momento fueron dolorosos, nos llevaron a una búsqueda más profunda de la verdad interior y por consiguiente al encuentro con nuestra totalidad.
De esa forma el perdón se facilita, podemos realmente perdonar, al analizar y sentir lo que somos hoy.
Primero debemos comprender que el tiempo en su forma lineal como se experimenta en el planeta tierra, es único y exclusivo de este lugar. En los planos dimensionales superiores, el tiempo carece de importancia, no existe.
Se vive de una forma permanente, los acontecimientos se experimentan en el ahora y no llevan una secuencia de meses, días o años. Se puede decir que para el Ser, el ayer sucede en este momento y el mañana también. Así es como crea y manifiesta la realidad Dios, percibiéndola como en una esfera.
MEDITACIÓN DE LIBERACIÓN
Comprender la forma en que funciona el tiempo cuando nos hacemos conscientes de las realidades multidimensionales puede llevarnos a sanar múltiples heridas y asuntos pendientes de forma inmediata.
No existe realmente un arriba o un abajo, un comienzo o un final. Pues la esfera puede rotar y lo que era arriba se convierte en abajo y viceversa, No lleva una secuencia de los acontecimientos pues para El son simultáneos, por lo tanto puede aprender algo nuevo de algún hecho que para nosotros pudo haber quedado en el pasado, pues para El no está en un pasado lejano, están en su ahora, en algún punto de la esfera.
De esa forma el (nosotros) aprende, se alimenta y crece. Ahora, imaginemos el estado de conciencia en que vive el Ser, está situado dentro de la esfera que representa su presente eterno y su totalidad, en un estado contemplativo, de absoluta paz y alegría. Experimentando cada cosa desde el más profundo amor.
Amando todas y cada una de sus partes individualizadas (es posible que alguna de sus partes sea inclusive un pequeño gusano u hormiguita) e irradiándoles dones, amor y sustento permanentemente. Ese ser, somos nosotros. Esa es la conciencia a la que estamos llegando.
Como podemos, realmente, llegar a un estado de conciencia en el que, aun el evento más doloroso de la presente existencia pueda ser totalmente sanado y perdonado. Amándonos a nosotros mismos, más allá de toda medida. Tal como lo hace Dios incondicionalmente.
Perdonándonos y dejando de culparnos por haber vivido aquellas experiencias dolorosas. Porque, muchas veces, llegamos a culparnos por haber experimentado dolor, por haber creado esa realidad para nosotros mismos. En otros casos, culpamos a los demás, a los que nos llevaron a vivir el dolor. O culpamos a la vida misma, llegando a despreciarla.
Entonces veámoslo como un aprendizaje, sin culpa, solo existen aprendizajes, caminos y decisiones.
En realizad nuestro ser interno busca llegar a Dios, con el amor mismo, que es lo que Dios ES. Únicamente amor. Amándonos a nosotros mismos llegamos a comprender la vida, la creación y todo cuando existe, aun aquellos eventos dolorosos.
De esa forma el dolor se desprende del alma, dejando únicamente un ser libre y más sabio... Ahora, imaginemos que nos elevamos, más allá del dolor, que nos alejamos por un momento (eterno) de la percepción que tenemos de nuestra vida y llegamos a ese lugar en donde se encuentra Dios. El, nos recibe con el más infinito amor y con una sonrisa.
Ahí, arropados en ese amor, observamos nuestra existencia y nos damos cuenta que hemos comenzado a percibirla sin tiempo.
Estamos dentro de la esfera, rodeados por Dios, observando tantas cosas que hemos vivido.
Observando, solo observando, en completa paz y amor. No sentimos nada más que el amor más grande e infinito que hayamos experimentado nunca, es el amor que proviene de Dios, que vive en nosotros, es tan inmenso, que no existen palabras para describirlo. Y ahí estamos, observando y sintiendo; al hacer esto, súbitamente, nos damos cuenta que el dolor no tiene razón de existir en nuestro ser.
Pues le resta espacio en nuestra existencia a este amor tan inmenso que estamos sintiendo.
No queremos más eso. No queremos dejar de sentir tanto amor, tanta protección De esa forma, decidimos que, ya basta.
Que es tiempo de liberarnos, de dar el paso más grande hacia la libertad de nuestro corazón. Dios lo sabe, Él lo sabe todo, sabía también en qué momento lo decidiríamos y con una sonrisa nos dicen bienvenidos a casa.
Este el comienzo de un camino nuevo para nosotros.
Y ahí, dentro de esa esfera de infinito amor, nos colocamos frente al momento que nos causó dolor... pero....ahora lo vemos diferente....ya no duele Solo sentimos una inmensa compasión y amor hacia nosotros mismos Ahí, en ese momento abrazamos a esa parte de nosotros, a ese pequeño ser que está sufriendo (pues no sabe que está viviendo un aprendizaje que el mismo eligió) que se siente solo y desprotegido.
Lo abrazamos, lo arropamos con este amor infinito que ahora esta fluyendo dentro de nosotros y....lo perdonamos, perdonamos a los demás seres implicados, perdonamos a la vida. Mágicamente, sentimos una liberación instantánea Pues este hecho, ha disparado una serie de eventos multidimensionales .
Hemos sanado en muchos niveles de nuestra existencia. Somos y seremos por fin libres.
En ese momento, regresamos a nuestra vida, totalmente libres, renovados y listos para experimentar esta y todas las otras vidas desde el más puro amor y gratitud, pues sabemos que aquel ser tan sabio, tan inmensamente amoroso y eterno, somos nosotros que podemos percibirlo dentro de nuestro corazón y que todo cuanto hemos vivido nos ha llevado a ser, en el ahora, más sabios y más cerca de Dios y que ese es el plan divino y maravillosamente inmenso que nosotros mismos diseñamos.
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