“CUARTO CAMINO”
próximo taller
en Aguilas Mendoza
dictado por el
Sr. Luis Cignacco
todos los lunes
de 20 a 22hs.
En la sede de
Aguilas Mza
B°las tonadas
M29 C32 Villa Nueva
A partir del
lunes 6 de agosto
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asistencia al 154707544
"...La idea de transformación en el trabajo
La personalidad que todos hemos adquirido recibe
las impresiones de la vida. Pero no las transforma porque está muerta. Si las
impresiones caen en la esencia serán transformadas porque caerán en los
centros. La personalidad, que es el término que se aplica a todo cuanto
adquirimos (y debemos adquirir personalidad), traduce las impresiones de todos
los lados de la vida de un modo limitado y prácticamente estereotipado con
arreglo a su calidad y asociaciones. A este respecto en el trabajo se compara a
veces la personalidad con una secretaria que está en la habitación del frente,
que se ocupa de todo según sus propias ideas. Tiene muchos diccionarios y
enciclopedias y libros de referencia, etc., y está en comunicación con los tres
centros —es decir, el mental, el emocional y los centros físicos— con arreglo
a sus limitadas ideas. De resultas de ello se pone en comunicación casi siempre
con centros equivocados. Esto significa que las impresiones que llegan son
enviadas a lugares equivocados y producen resultados equivocados.
La vida de un hombre depende de esta secretaria,
que busca mecánicamente la información en sus libros de referencia sin
comprender en absoluto lo que significa en realidad y la transmite en
consecuencia sin preocuparse por lo que pueda ocurrir, pero sintiendo
únicamente que está cumpliendo con su deber.
Esta es nuestra situación interior. Lo que importa
comprender en esta alegoría es que la personalidad que todos adquirimos y
debemos adquirir empieza a hacerse cargo de nuestra vida. Y es inútil imaginar
que esto sólo sucede a ciertas personas. Le sucede a todas. Quienquiera que sea
se halla a través de la observación de sí, en posesión de un reducido número de
modos característicos de reacción a las múltiples impresiones de la vida entrante.
Estas reacciones mecánicas nos gobiernan.
Cada cual está gobernado por su propia serie
de reacciones a las impresiones —es decir, a la vida— ya sea
revolucionario o conservador, bueno o malo en el sentido ordinario. Y estas
reacciones son su vida. La humanidad es mecánica en este sentido. Un hombre ha
formado en él un sinnúmero de reacciones a las que toma como sí mismo y las
experiencias de su vida son el resultado de estas reacciones. Si puede alcanzar
un buen relajamiento físico y eliminar de la mente todas las ideas de sí (lo
cual es el relajamiento mental) será capaz de ver lo que quiero decir. Verá,
por así decirlo, que hay gran número de cosas que están por debajo de él —a
saber,externas a sí mismo— a las que sigue contemplando como si
fueran él. En tal estado pasivo las suele ver confusamente. A primera vista
parecen estar por encima de usted. En cuanto pone sus músculos en tensión o empieza
a hablar usted se convierte en ellas. Se convierten en usted o usted se convierte
en ellas, y otra vez usted está fuera. Pero al comienzo no hay que practicar
este ejercicio en forma excesiva..."
"...Por eso un hombre se aferra a lo que se
imagina que es, y al aferrarse de este modo a lo que no existe, a lo que es
irreal, hace que le sea imposible existir y ser real, es decir, llegar a ser lo
que podría ser y para lo que en realidad fue creado. Quizá haya oído en este
Trabajo el dicho de que todos pueden llegar a ser millonarios, pero a fin de
ser millonario es preciso comprender primero que no se es millonario. A este
respecto cada cual se asemeja al joven rico en la parábola, el hombre rico en
el sentir de su propio mérito, que atribuye la bondad a sí mismo como si fuera
su propia posesión y que estaba profundamente identificado con sus virtudes.
Recuerdan ustedes que se le dijo de vender todo y dárselo a los pobres, es
decir, a la verdadera o esencial parte interior aún no desarrollada en él, a la
que la "rica personalidad" hacía padecer hambre. Ahora bien, es poco
probable que el hombre aprehenda algo de lo que se dice sobre el trabajo
equivocado de los centros a menos que llegue a reconocer por sí mismo que
existen en realidad diferentes centros en el. Todos ustedes deben comprender
que esto no es una idea fantástica o una mera idea teórica. Es un hecho y es un
hecho de la mayor importancia para quienquiera que desee dar un buen uso a su
vida y no hacer de ella algo borroso, informe y sobre todo carente de sentido.
Por esa razón lo primero que debe hacerse con respecto al trabajo práctico
sobre sí es observar cuál es el centro o cuáles son los centros que están
trabajando en un momento dado. Es decir, se les hace practicar la observación
de sí, que es el único camino que conduce a un cambio, ante todo en relación
con la observación de los diferentes centros que existen en el hombre. Pero
esto es muy difícil y la gente no se da realmente cuenta, aun al cabo de largo
tiempo, que esos centros existen en ella. O tratan de observarlos por un
momento y creen que es todo lo que se necesita. Para empezar, hay tres personas
diferentes en cada hombre —el Hombre Intelectual, el Hombre Emocional y el
Hombre Instintivo Motor, que corresponden a estos tres centros o mentes. Es
decir, un hombre piensa que es una cosa, siente que es otra, y percibe por los
sentidos que es una tercera cosa— es decir, sus sensaciones, que pertenecen al
Centro Instintivo, son diferentes de sus sentimientos, que pertenecen al Centro
Emocional, y de sus pensamientos, que pertenecen al Centro Intelectual. Supongamos
que usted trata de cumplir un propósito, y se ha tomado el trabajo de aclarar
el significado de su propósito. Supongamos ahora que algo lo trastorne: ¿qué
sucederá, si nos ocupamos de esta cuestión sólo desde el punto de vista de los
distintos centros? Si usted está trastornado significa que el Centro Emocional
se ha vuelto negativo. Se siente furioso, enfadado, desengañado, o quizá no
siente nada que merezca la pena. Supongamos ahora que se deje guiar por la
mente del Centro Emocional tal como es en ese momento, ¿podrá
usted cumplir con su propósito, sea cual fuere éste? No, de seguro no. Pero si
penetra usted en su Centro Intelectual —si puede hacerlo— y piensa acerca de su
propósito y acerca de las razones que le hicieron tomar este propósito puede
aun cumplir con él. ¿Por qué? Porque está usando el centro correcto para este
menester. No está usando el centro equivocado, porque seguir el Centro
Emocional cuando es negativo es siempre usar el
centro equivocado. Pero ya hemos hablado bastante sobre este tema. Hoy tenemos
que hablar del trabajo equivocado de los centros no tanto en el sentido de usar
los centros equivocados para una tarea particular, como por ejemplo, tratar
de pensar en bajar rápidamente una escalera, sino en el
sentido de usar la parte equivocada de un centro. Como ustedes saben, cada
centro se divide en tres partes y cada una de estas partes en otras tres. No me
refiero ahora a la división de algunos de los centros en un lado positivo y
otro negativo. Cada centro se refleja en los otros y en sus tres divisiones y
tres subdivisiones. Por ejemplo, el Centro Intelectual tiene tres divisiones,
que representan el Centro Instintivo Motor, el Centro Emocional y el Centro
Intelectual, pero todo en escala más pequeña. Y éstos a su vez
se subdividen de la misma manera en una escala aun más reducida..."
"...A todo lo largo de este Trabajo, en todas
sus partes, es preciso hacer el esfuerzo de recordarse. La
memoria está en los tres centros. Supongamos que un hombre llegue a un estado
en el Trabajo en el cual siente la necesidad de tener un propósito, basado
sobre lo que ha observado en sí mismo. Tiene un propósito y luego resuelve
cumplirlo. Pero con el fin de cumplirlo, es preciso que recuerde. No
sólo debe recordar cuál es su propósito, pero debe recordar por qué se hizo ese
propósito, y qué lo condujo a querer cumplirlo. Si recuerda simplemente su
propósito en la forma de palabras, a saber, que este propósito no es para hacer
esto o aquello, no para reaccionar de esta manera o de aquella —porque primero
nuestros propósito habrían de ser no hacer— no basta. Sólo
recuerda con una parte muy pequeña del Centro Intelectual. Para recordar de un
modo verdadero es preciso que retroceda y re-creé la situación en la que se
hizo su propósito, y reflexione acerca de su significado y vuelva a sentir las
circunstancias en las que resolvió cumplirlo, etc. La plena memoria es una
cuestión de los tres centros que trabajan simultáneamente, y un propósito incluye
a los tres. Parque si un hombre va a trabajar en contra de algo que está en sí
mismo, la cosa, sea lo que fuere, estará representada en el Centro Intelectual,
y en el Centro Emocional, y en el Centro Motor, y el cumplimiento de su
propósito compromete a los tras; y el recuerdo de su propósito también
compromete a los tres centros.
Al hacer un esfuerzo sobre un aspecto de sí mismo,
tal como alguna forma particular de ser negativo, recuerde que en uno
mismo todo se efectúa en ciclos, es decir, todo acontece
repetidamente y a ciertos intervalos. No es que esos intervalos sean regulares,
sino que las cosas se repiten o retornan, internamente, a veces antes, a veces
después. Lo importante es que por la observación una persona observa y recuerda
que esto ocurre así, y de este modo logra cierta presciencia y puede producir
un choque en sí antes que algún modo de ser o algún estado de ánimo haya
empezado propiamente en si misma. Esto pertenece a la idea de hacer elesfuerzo
en el momento oportuno. Una vez que un estado de ánimo o un modo de
ser característico, etc., haya logrado suficiente fuerza, es difícil o
imposible detenerlo. Pero si la observación de sí ha desarrollado en uno mismo
esa memoria especial que resulta de ella (y sólo puede resultar de ella), luego
si esta nueva memoria es bastante fuerte le dará un punto de ventaja que le
permitirá hacer un esfuerzo sobre algún estado inútil, cuando empiece a
regresar. Es decir, si lo reconoce. Si en verdad empezó a tenerle antipatía,
entonces tendrá una emoción que podrá ayudar su memoria y pensamiento. Esto lo
ayudará a observar más, a saber, que el estado se inicia antes de lo que
pensaba usted, en pequeñas cosas triviales que antes no había relacionado con
él, tal como comenzar a emplear ciertas frases o un ligero cambio de
sentimiento hacia los otros, y así sucesivamente..."
Extraído
de "Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y
Ouspensky" de Maurice Nicoll
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